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Demasiados expertos en liderazgo hacen que suene complicado esto de tener éxito y realizarse. Predican las últimas técnicas y ofrecen las últimas innovaciones y aseguran que te llevarán directamente a lo más alto en la vida. Toma esta píldora mágica o este último invento y todo irá sobre ruedas, la vida será fantástica.
Tonterías. Hay que decirlo: lograr una vida plena supone esfuerzo. Alcanzar la grandeza, en lo personal y lo profesional requiere sacrificios. Una primera señal de madurez es la capacidad para renunciar a la satisfacción instantánea por otra mucho más sustancial un poco más adelante. Ciertamente, hacer lo correcto supone casi siempre hacer lo más difícil. Pero aquí viene la buena noticia: con esfuerzo diario y consistentemente en la dirección de tus sueños y aplicando los fundamentos del éxito, puedes sin duda llegar al lugar con el que siempre has soñado.
El éxito no es sexy. Consiste en trabajar los principios de la excelencia con apasionada constancia. Me gusta es palabra “Constancia”. Es sorprendente cuán lejos se puede llegar insistiendo lo suficiente. La mayoría de la gente se rinde demasiado pronto. Supongo que sus temores son más fuertes que su fe.
Sé fiel a los principios fundamentales que en el fondo de tu corazón sabes que son ciertos y todo irá bien. ¿Y cuáles son esos principios? Cosas como ser positivo, hacerte responsable por tu papel en aquello que en tu vida no funciona, tratar bien a la gente, trabajar duramente, ser un innovador antes que un seguidor, madrugar, ponerte objetivos, hablar con el corazón en la mano, ser autodisciplinado, ahorrar, cuidar tu salud y tu familia. Ya te he dicho que eran cosas que conocías. Nike es cliente nuestro y acertaron con aquello de Just Do It. Como escribí en mi libro Who Will Cry When You Die?: “El más pequeño de los actos siempre es mejor que la más noble de las intenciones”
No compliques las cosas. Alcanzar lo mejor en la vida es simple. Fácil, no; pero simple, sí. Solo requiere esfuerzo y concentración. Esa filosofía sobre el viaje de mil kilómetros que empieza con un primer paso es cierta. Haz un poco todos los días para alcanzar tus metas y con el tiempo llegarás. Pequeños avances diarios llevan a gigantescas conquistas a lo largo de la vida.
Gran idea: la grandeza –tanto en lo personal como corporativa- no es cuestión de revolución sino de evolución, de esos pequeños pero constantes avances. Sam Walton empezó con un solo comercio. Richard Branson empezó con una sola tienda de discos. Steve Jobs empezó Apple en el garaje de su casa. Yo empecé con unas cuantas cajas llenas de libros escritos por mí e impresos en una copistería Kinko, y a mi primer seminario acudieron sólo veintitrés personas, veinte de la cual eran parientes. Todos los sueños empiezan pequeños. Pero tú necesitas empezar. Empezar hoy mismo.
Es sorprendente cuán lejos se puede llegar insistiendo. La mayoría se rinde pronto. Sus temores deben ser más fuertes que su fe.
Escrito por:
Robin Sharma
Extraído del libro “Guía de la Grandeza”